La oferta plástica del Ex Convento del Carmen, fue renovada con cinco exposiciones individuales que permanecerán en el inmueble hasta el próximo 8 de mayo. “Espectro visibles”, de Indira Castellón; “Vestigios –entre el agua y el fuego-“, de Eduardo Mejorada; “Para el mal genio y la desesperanza”, de Javier Córdoba; “Pinturas”, de Marko Vasiljevic y “Pausa” de Julio Miyó, son los títulos de las muestras que presenta en esta ocasión la Dirección de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de Jalisco. Además durante la inauguración de estas muestras, que se llevó a cabo el pasado 25 de marzo, cientos de personas disfrutaron de las muestras así como de la intervención de la Orquesta Típica de Guadalajara, que musicalizó la fiesta plástica que mes a mes se repite en el Ex Convento del Carmen. Eduardo Mejorada participa con 26 obras, que expresan la relación que el autor da al agua y al fuego, comparados con la vida y la muerte, para compartir con el espectador su concepto sobre la estadía del ser humano que se rige por ambas entidades. Marko Vasiljevic, procedente de Belgrado, Serbia, expondrá por primera vez Guadalajara y participará con 12 óleos. Su colección de pinturas, se inspira en la vida misma, para expresarlo utiliza diferentes tipos de telas, con pinturas abstractas donde la iluminación cumple con un factor de gran importancia en el resultado final de las obras. Los Espectros visibles, de Indira Castellón, son 11 diferentes formas de ver la vida, la cotidianeidad, el comportamiento de la luz que da sentido a la sombra y viceversa; y en sus pinturas se muestran figuras humanas, que aunque coloridas, juegan siempre con la oscuridad y los cuerpos translúcidos que dan forma a los espectros. A las exposiciones se suma Para el mal genio y la desesperanza, de Javier Córdova, colección de 18 óleos sobre tela realizados, dirigidos a la parte sentimental del ser humano. Uno de los elementos más interesantes de esta muestra es que basa su obra en textos literarios de autores como Vargas Llosa, Juan Rulfo y Octavio Paz, entre otros. Finalmente la pintura e instalación conviven en la exposición Pausa, de Julio Miyó, quien hace una analogía entre los ecualizadores en pausa y la sociedad, como un momento de reflexión y cierta tranquilidad para inyectar más energía a la siguiente actividad. Su obra se compone de cuadros coloridos en donde los pequeños cuadros que mercan los decibeles de los ecualizadores dan vida a una sala donde la tecnología y la música contenida en las escalas musicales son el elemento que invita a la vista a disfrutar de la música en “pausa”.
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