Hace algún tiempo se acercó con un servidor,
el entonces Diputado Rafael Yerena Zambrano, para plantear un evento de
gratitud y de justicia para Puerto Vallarta y para uno, para una persona de
estos grandes que han estado en el desarrollo de Puerto Vallarta, se planteó en
ese entonces una iniciativa doble por parte de don Rafael, el ponerle el nombre
de Francisco Medina Ascencio, a toda la vía de acceso en la parte de Puerto
Vallarta, que entiendo el Ayuntamiento ya procesó y tuvo a bien llevar a cabo
esa decisión; y la otra, develar una estatua para Don Francisco Medina
Ascencio, aquí dónde es prácticamente el inicio de Puerto Vallarta.
Y lo planteaba así, como un acto de gratitud
primero, de gratitud a una persona que con visión supo apostarle para la
transformación futura de Puerto Vallarta, y de justicia, porque luego a los
mexicanos nos cuesta mucho reconocer el bien que hacen algunas personas, y a veces
solamente tenemos oídos, tenemos ojos, para poder decir, para poder observar,
para percibir lo que está mal, y nunca nos damos tiempo de poder percibir lo
que está bien, y menos agradecer a quién hizo posible ese bien del cuál
nosotros disfrutamos.
Cuándo don Rafa Yerena plantea eso, pues yo
me di a la tarea no tanto de consultar las biografías, no tanto de checar lo
que estaba escrito, sino de ir a la prueba más importante, a la prueba del
tiempo, qué opina la gente grande, la que vivió en la época de Don Francisco
Medina Ascencio, qué opina de él, de su persona, de sus obras. No muchos me
supieron decir que había hecho, pero todos supieron manifestar una simpatía
hacia su persona, agigantada con el transcurso del tiempo. En ocasiones para
poder juzgar hay que darse su tiempo, hay que tomar distancia, hay que apreciar
a lo lejos lo que se hizo, lo que se impulsó para ver si eso vale la pena o no
tenerlo como modelo.
De todas estas preguntas, toda esta
investigación que yo hice no me quedó ninguna duda, de que Don Francisco Medina
Ascencio debía estar aquí también. Un poco paradójico un alteño en Puerto
Vallarta, más específico un arandense en Puerto Vallarta, como que son dos
sitios de nuestro Estado algo disímbolos pero la realidad lo ha unido aquí con Don
Pancho, aquí en esta población.
Algo que me llamó mucho la atención es que
nadie se refería a él cómo el licenciado, o el señor Gobernador, o la gran
personalidad que fue, todos lo mencionaban con ese “Don Pancho” que era mucho
más cariñoso, mucho más cercano, mucho más familiar, me parece que eso es
también un ejemplo para los políticos que sueñan con grandes alturas y que se
olvidan que lo importante es la gente y estar con la gente. Ese “Don Pancho”
dice más que un señor licenciado o un señor Gobernador.
Algo que hay que rescatar es que en el
trabajo de Don Pancho se hizo siempre con un sueño, nos dice Pancho, su hijo,
con una visión dirían ahora, no sólo pensar los problemas del presente sino
decidir en dónde queremos vivir y trabajar para ello, trabajar a futuro, y
saber que mucho de lo que se hace ahorita, el resultado no lo vamos a ver sino
hasta pasado el tiempo.
Puerto Vallarta sin esa carretera hacia el
Norte, hacia Tepic, o sin esa carretera 80 hacia el Sur, no tendría la
accesibilidad para la mayoría de la gente; Puerto Vallarta sin el aeropuerto no
tendría la posibilidad de ese turismo extranjero; Puerto Vallarta sin la zona
aeroportuaria no tendría la posibilidad de un turismo que crece y que genera
una gran demanda.
No hay que ir muy lejos para poder observar el impacto de las
decisiones de Don Pancho, este tráfico que observamos a los dos lados del sitio
dónde nos encontramos, lo tenemos que ver cómo gente que tiene trabajo y
familias que pueden tener un descanso, porque todo lo que aquí se mueve es
empleo para nuestra gente, todo el turista que viene a disfrutar de Puerto
Vallarta está generando una derrama aquí en Puerto Vallarta y para todo México
también. Es impresionante este tráfico, el éxito de Puerto Vallarta es
incuestionable y se debe sin duda a personalidades como Don Francisco Medina
Ascencio.
En la vida necesitamos referentes, a los
partidos nos encanta estar peleando y opinando del tema de hoy, pero cuándo
pasa el tiempo es cuándo nos damos cuenta que si esas discusiones no están
orientadas hacia la gente y hacia una visión de largo plazo, son estériles y no
son más que luchas por el poder. Necesitamos referentes de largo plazo, que
trasciendan los partidos, que transciendan el momento, que trasciendan el
espacio, por eso en personajes como Don Francisco podemos unirnos los jaliscienses,
los vallartenses, los mexicanos para decir sí podemos tener un mejor presente,
sí podemos construir un mejor futuro. Y nos toca a todos y nos toca a todos en
su momento, pero requerimos esos referentes, probablemente Don Francisco no vio
esta afluencia vehicular pero sin duda en la visión que él tenía había un
Puerto Vallarta exitoso, sabía que lo que estaba haciendo contribuía a este
desarrollo.
A todos nos toca aportar algo en nuestro
momento y en nuestras circunstancias, a nuestra generación nos tocó seguir los
pasos de Don Francisco Medina Ascencio, y construir un Centro de Convenciones
para que el turismo de negocios se fortalezca, y trabajar para tener una bahía
limpia, porque si no tenemos limpia la bahía no tenemos Puerto Vallarta, y
sumarnos a aquellas voces que dicen “hay que limitar el crecimiento de Puerto
Vallarta, que no se coma toda la montaña”, y acompañar al Ayuntamiento que
decide construir o reconstruir el Malecón, y acompañar a la Secretaría de
Turismo para relanzar el Puerto Vallarta tradicional, y construir muelles, y
hacer tantas cosas que nos permitan poner en valor todo lo que es Puerto
Vallarta. Estar ahí empujando, presionando para que crezca la carretera hacia
el Tuito, para que todo el motor que es Puerto Vallarta jale también hacia el
Tuito, y levantar la voz para que se construya esa autopista a Guadalajara, y
ese segundo túnel en la Luis Donaldo Colosio, y ese macro libramiento que
evidentemente necesitamos. Esa es la respuesta del hoy a los retos que nos
plantea, lo mismo que no tengo ninguna duda hizo vibrar y generar ese sueño a
Don Francisco Medina Ascencio, porque se sueña, no por las carreteras sino por
la gente que va a transitar; se sueña no por la infraestructura sino por la
riqueza que con ella se va a generar y el beneficio para la gente de Puerto
Vallarta, de Jalisco y de México.
Hoy es un buen día, en dónde los vallartenses
y jaliscienses y mexicanos debemos de reflexionar ante la trayectoria de uno
grande, un grande de los nuestros, un alteño, un jalisciense, para preguntarnos
¿qué sigue? y ¿qué me toca?, porque no es sólo de ellos, de los que se
inmortalizan en bronce, sino es cuestión tuya también, y mía, y de todos,
preguntarnos qué sigue y qué nos toca aportar para que esta obra continúe su
proceso.
Concluyo, las personas nunca son algo
definitivo, siempre están en proceso de mejora; la sociedad nunca es algo
definitivo, nunca está concluido, nunca está terminado el trabajo, lo que
tenemos que preocuparnos es que cada día estemos mejor, es que cada día estemos
avanzando hacia ese desarrollo de las personas, y en este camino habremos de
encontrarnos, y en este camino en los momentos de dudas, de cansancio y de
problemas habremos de volver la mirada a nuestra gente que ha alcanzado la
inmortalidad en el bronce para que cómo ellos superar las dificultades y seguir
en este tránsito de la gente hacia la felicidad.
Que Dios bendiga toda la obra de Don
Francisco Medina Ascencio, a su familia, y a todos los que queremos seguir
trabajando para hacer de Jalisco un mejor lugar para vivir.
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