En
el primer recorrido, un grupo de personas pudieron observar el Museo de
Arqueología de Occidente casi en total oscuridad, sólo iluminado por la luz de
las velas y acompañados por un guía que mostró las cuatro plantas del inmueble,
recorriendo algunos de los cuartos y, sobre todo, algunas de las leyendas que
nacieron en esta edificación de casi 300 años, que fuera convento, seminario y
cuartel militar.
Durante
el paseo, las sombras y las velas van adentrando a los visitantes en una
atmósfera propicia para escuchar algunos de los secretos de este inmueble, como
el de un general que mientras escribía por las noches, sentía como le quitaban
su gorra hasta que la perdió; y según soldados del cuartel, algunas veces
aparecía en distintos puntos del lugar, sin que nadie se atreviera a
levantarla.
Además
en el recorrido se puede conocer los cuartos de los seminaristas (después de los soldados), las celdas de
castigo y algunos patios y una escalera de caracol que conduce al observatorio,
lugares a los que no se tiene acceso en el horario normal del museo.
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