miércoles, 16 de noviembre de 2011

Eduardo Ventura, con la mira en Londres 2012


· Avanza el capitalino a la final de Boccia categoría BC1, que se disputará esta tarde en la Unidad Deportiva Revolución

El capitalino Eduardo Ventura venció a Mauricio Ibarbure, de Argentina, con un marcador de 8 a 0, en la semifinal de Boccia categoría BC1 y aseguró por lo menos una medalla de plata para México en los Juegos Parapanamericanos Guadalajara 2011.

Eduardo fue el único mexicano en alcanzar las finales en esta disciplina que se disputa en el Gimnasio de Usos Múltiples de la Unidad Deportiva Revolución, y con ello buscará alcanzar un lugar en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.

“Es mucha dedicación, y el trabajo de muchos años”, manifestó al término del encuentro el deportista, quien señaló que dedica al menos cinco horas diarias para perfeccionar sus habilidades en el Boccia.

Para Eduardo, llegar a este nivel de competencia tiene sólo una fórmula: “Dedicación, esfuerzo, y fijarse un objetivo”.

En la final, el mexicano enfrentará a la colombiana Eliana Henao, quien venció al brasileño José Carlos Chagas en un apretado partido. No será la primera ocasión en ambos deportistas se encuentren, refirió la entrenadora nacional Araceli Garza, quien explicó que en la Copa América de 2009, celebrada en Montreal, Canadá, el resultado fue positivo para Eduardo.

“Ha sido mucho esfuerzo, trabajo constante”, explicó. “Hemos tenido diez concentraciones a lo largo de todo el año. Y obviamente el apoyo de Acacia, su mamá, para que Eduardo pueda llegar a este momento”.

Aunque pareciera un deporte sencillo, la preparación de los atletas que practican Boccia es igual de rigurosa que en cualquier otra disciplina para alcanzar los mejores resultados.


El reto para cada competidor consiste en lanzar seis pelotas azules o rojas, con el objetivo de acercarlas a una bola blanca, también denominada “diana”, para así sacar la máxima ventaja sobre su contrincante.

El Boccia se convirtió en deporte oficial durante los Juegos Paralímpicos de 1984 en Nueva York, y entre sus peculiaridades se encuentra que únicamente participan personas con parálisis cerebral en silla de ruedas, y no hay distinción de sexo entre los atletas.

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