miércoles, 3 de octubre de 2012

Discurso del Gobernador, Emilio González, durante la entrega de la Presea Internacional Ciudades Humanas, Ciudades Incluyentes, Segunda edición.

Gracias, muy buenos días, un gusto saludarles a todos ustedes en esta segunda edición de la entrega de la Presea Ciudades Humanas, Ciudades Incluyentes.

Agradezco la participación de la maestra María Dolores Franco, a nombre de ONU Hábitat, los integrantes del jurado realmente elevan el nivel de este certamen.

Agradezco la presencia de los presidentes municipales de Guadalajara, de Tonalá, de Tlajomulco, de Zapopan; a los jóvenes galardonados, a los jóvenes exitosos de nuestro Estado.

Muchas gracias a todos ustedes invitados especiales.

Quisiera iniciar, no suelo leer, pero hoy quiero leer tres párrafos si me lo permiten, citando a un filósofo contemporáneo, Alberto Leal, me parece que esto que él escribe vale la pena reflexionarlo y quisiera darle lectura.

Dice el filósofo: “necesitamos propiciar un desarrollo integral y solidario, que nos garantice una distribución más equitativa de los recursos, estamos ante la exigencia de crear modelos innovadores, que devuelvan la dignidad a las personas y que ayude a frenar la tendencia generalizada en el mundo, del individualismo”.

“Es urgente formar sociedades que centren su quehacer en el desarrollo de las personas y que el bienestar social esté cimentado en el bien común. La vida en comunidad es la única forma en donde las personas pueden generar procesos de crecimiento integrales, la comunidad es el lugar en donde se potencia la igualdad, la libertad y la solidaridad, para hacer de nuestro mundo un lugar más justo”.

Fin de la cita, parece que fuera esto una verdad de perogrullo pero lo cierto es que estamos retomando aquello que es esencial y que se contiene en esta citas, lo importante es la gente, lo importante son las personas, individuos con nombre y apellido, personas con un rostro identificado, no son la estructura que creamos por encima ni la infraestructura que lo sostiene, ese pensamiento del Siglo XIX de infraestructura, estructura y superestructura ha quedado rebasado y filósofos como este pensador, nos convocan al origen simplemente, lo que importa es la gente, somos nosotros, cada uno, lo que importa es la persona.

Durante mucho tiempo nos dimos a la tarea de construir ciudades eficientistas, eficientar el espacio y por lo tanto construimos vivienda pequeña condenando a las familias a vivir en un hacinamiento que luego trajo consigo descomposición social y violencia.

Por qué, porque el deseo de eficientar, ¿eficientar qué?, pues tal vez las utilidades de los desarrolladores, de los que construyen la vivienda, nos dimos a la tarea de construir estructuras para buscar un número y perdimos de vista lo importante que es la persona que vive en esa comunidad.

De tiempo acá, hay que decirlo, está tomando fuerza, esta corriente de pensamiento que busca regresarle a la gente su comunidad, humanizar nuestra sociedad, que lo que importe no sea tanto el número, la estadística, son referentes pero lo que importa es la persona que se encuentra detrás de esto. Yo celebro que la Organización de las Naciones Unidas, a través del programa Hábitat esté dando este impulso, y celebro que en Jalisco le hayamos dicho sí a esto.

Es importante el que se discuta de estos temas, cuál es el camino, primero nos tenemos que sensibilizar de que hay un problema, si no nos damos cuenta de que tenemos problemas no va a pasar nada, pero no podemos quedarnos en la sensibilización y en la queja que viene después de ella, debemos generar alternativas de solución, debemos debatir, debemos acordar, y lo más importante, debemos ejecutar lo acordado, y a partir de ahí retroalimentar en la sensibilización de lo que podemos continuar humanizando, y creo que esta es la palabra, no es mejorar por mejorar una estadística, es humanizar nuestras comunidades, poner a la persona individual en el centro de todo lo que hacemos.

¿Qué hacemos ahora como sociedad? Pues lo que anteriormente debatimos, en los 70’s empezamos a cobrar conciencia de que estábamos atentando contra las personas al cometer ecocidios. Basura por todos lados, aire contaminado, agua contaminada, ruido contaminante, en los 70 nos dimos cuenta y nos tardamos en plantear soluciones, ¿qué hacemos ahora?, pues lo que ya nos dimos cuenta, y ya debatimos y ya acordamos. Pues estamos construyendo plantas de tratamiento, y eso está bien, vamos tarde, pero ya se están haciendo; estamos construyendo sistemas de manejo de residuos sólidos; estamos trabajando en sistemas de transporte público; estamos trabajando para hacer sostenible la explotación de las cuencas, eso ya lo debatimos en alguna ocasión y ahora estamos trabajando en ello, y es una realidad, esa es una realidad en nuestro México, hay más plantas de tratamiento, hay mejor manejo de residuos, se trabaja en temas de contaminación del aire, no digo que ya esté resuelto, pero ya pasamos por ese proceso.

¿Qué estamos debatiendo ahorita?, espacios públicos, movilidad no motorizada, inclusión, entre otras cosas.

Este certamen de “Ciudades Humanas, Ciudades Incluyentes”, atiende a esto: había que convocar jóvenes de 20 a 26 años, inquietos, inconformes, porque quien ya está conforme, ése que haga otra cosa. Jóvenes inconformes que digan “No me gusta, pudiera estar mejor, quiero hacer algo para que esté mejor”; universitarios de 20 a 26 años, ¿para qué? Para que, detectando con su inconformidad que hay cosas que se pueden corregir, se presenten alternativas.

Lo que ahora vemos es lo que se tiene qué debatir para que enseguida pasemos todos a la ejecución de lo que se está debatiendo. Y me parece que faltan más cosas, que estamos muy concentrados en lo que se ve y hemos dejado de lado un poco lo que no se ve a primera vista, sino sólo sus manifestaciones, porque es muy fácil ver la basura, es muy fácil ver la contaminación, es muy fácil apreciar que el transporte público no funciona, eso lo podemos ver, pero hay otras cosas tan importantes que no es tan fácil ver porque estamos metidos dentro de ella como una nube: la cultura.

También debemos trabajar para humanizar la cultura, porque, a la vez, la cultura nos retroalimenta en lo que nosotros somos, y si ahora nos preocupa una, la existencia de violencia en nuestro País, es porque hemos generado una cultura que la propicia. Es momento de generar aspectos más humanos en nuestra cultura, que nos ayuden también a humanizar nuestras ciudades.

Sí a la limpieza, sí al aprovechamiento y al rescate de espacios públicos, sí al espacio para la convivencia a través del deporte y la cultura, pero también sí a la humanización de una cultura que privilegie a la persona y la pone en el centro de su actuación. Eso es, lo que me parece, que no hemos empezado a debatir de una manera así de amplia y de clara. Y sin embargo, aquí hay un medio extraordinario, este ejercicio de ciudades humanas, ciudades incluyentes para hacerlo. Pensar en la persona, su relación con los demás, pensar en el entorno, no se trata sólo de eficientar, sino de poner a la persona en el centro de todo, así se humaniza, así se es incluyente.

Quiero agradecer a todos los que participaron en este certamen, agradecer de manera muy especial a los que integraron el jurado, nos alienta ver que hay interés de personalidades de distintos sitios del mundo para poder continuar con este trabajo.

Agradezco a los jóvenes que han participado, felicito a quienes el día de hoy obtuvieron este reconocimiento, y la invitación es esta: seguir generando proyectos para debatir, acordar, ejecutar y con eso hacer de nuestras ciudades, más humanas, más incluyentes, mejores, para poder convivir con los demás.

Enhorabuena.

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