Editado por la Secretaría de Cultura de Jalisco, a través de
la Dirección de Publicaciones
La obra de Francisco Rojas González, ahora
es parte de la colección Letras Inmortales del Estado, que edita la Secretaría
de Cultura de Jalisco a través de la Dirección de Publicaciones, y que el día
de ayer realizó la presentación del libro “Relatos Escogidos”, de tan destacado
autor.
En el evento, que se realizó en la Casa
Zuno, estuvieron presentes Juan José Doñán, encargado de la selección de los
textos y del prólogo del libro, la escritora e investigadora Gabriela Torres y
el nieto de Rojas González, Enrique Blanc.
Doñán agradeció a la familia Rojas
Lozano por el interés que siempre ha mostrado por que la obra de Rojas González
salga a la luz y recordó que aunque ha aparecido más de alguna edición con las
“obras completas” de este autor, en este libro aparece un cuento hasta ahora
inédito titulado “Las tinajas de San Juan de Ulúa”.
Sobre el autor, dijo, fue una persona
que vivió en el campo y la ciudad en una época en la que terminaba el
Porfiriato e iniciaba el México revolucionario, lo cual está reflejado en sus
cuentos de manera original, dando voz y dignificando a los marginados, a los
campesinos y a los indígenas.
También comentó que fueron
fundamentales los recorridos que realizó por las comunidades indígenas de
México, debido a su trabajo como etnógrafo, lo cual le sirvió tanto para sus
estudios científicos, como para su faceta como escritor de ficción.
Por su parte, Gabriela Torres señaló
que al releer los cuentos que aparecen en “Relatos Escogidos” se dio cuenta una
vez más que el México de la primera mitad del siglo XX sigue vivo en los textos
de Rojas González, de quien destacó su capacidad de observación y su talento
para trasladar eso al papel, en donde involucra a la pobreza, la decadencia, el
poder, la opulencia, incluyendo, siempre con sentido del humor, a las víctimas
y los victimarios.
Finalmente, Enrique Blanc, habló sobre
su abuelo, desde el punto de vista familiar y en anécdotas como la que pasó su
luna de miel en una comunidad indígena de Zacatecas realizando trabajo de
campo, o cómo aventó a la chimenea una de sus dos novelas porque no los
satisfacía del todo. Por último y a nombre de su familia reiteró la admiración
a “un ser humano tan apabullante e inteligente”.
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