jueves, 17 de diciembre de 2009

Mensaje del Gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, durante la Ceremonia de Entrega de los Premios Jalisco y Estatal de la Juventud 2008.

Quisiera empezar con alguna, con una reflexión de cómo observo, cómo aprecio que están ocurriendo cosas en el mundo y algunas muy en especial en nuestro País.


Sin duda, estamos viviendo un cambio de época en México, un cambio de época presionado por factores, distintos factores, quisiera comentar algunos de ellos, en el aspecto económico en nuestro País estamos viviendo, tal vez, sin darnos cuenta, el fin de la bonanza petrolera de México, esto es una realidad. Nuestro País año con año tiene una menor capacidad de producción de hidrocarburos, año con año se hace más dependiente de la producción de estas materias primas indispensables para el desarrollo económico, empezamos a ser un País deficitario, no nos alcanza en algunas ocasiones lo que nosotros exportamos para financiar lo que necesitamos comprar.

Esta es una realidad que no queremos darnos cuenta, se está acabando el petróleo en México y no es discurso, y el que se acabe la bonanza petrolera, tiene sin duda, implicaciones en el desarrollo económico de nuestra población; afectará las condiciones de desarrollo de la gente y podemos hablar dependiendo de cómo enfrentemos este cambio de época, de un mayor desarrollo o de una mayor pobreza en nuestro País.

Estamos viviendo también, y el día de ayer, si bien los científicos anticiparon lo que ocurrió ayer por la tarde en una lluvia sorpresiva, lo anticiparon porque los aparatos ahora permiten verlo con anticipación, no porque necesariamente sea un fenómeno normal, pero es evidente ya en nuestras ciudades, que no puede esperar las definiciones de nuestra comunidad en relación a nuestro entorno.

Lo que hagamos o dejemos de hacer por el ambiente, tendrá repercusiones inmediatas en nuestra calidad de vida, en nuestra cultura y hay retos que se plantean, regresar al inventario de emisiones de gases de efecto invernadero que teníamos en la década de los noventa, al iniciar la década de los noventa, pero es esto el tema ambiental, uno más de lo que nos dicen que no estamos viviendo en secuencia, que no hay inercias que administrar sino que inicia una nueva época que podrá ser mejor o no, que la que estamos concluyendo.

Nosotros que apreciamos, que nos enteramos a través de los medios de comunicación, nos plantean una disyuntiva también en materia de tranquilidad, de seguridad, de legalidad, y ante la pregunta de si pueden, si puede o no haber coexistencia entre la legalidad y una vida de derecho o la ilegalidad a través de la permisividad del Gobierno y de la sociedad, de esta definición habrá de tomar nuestro país rumbos que pueden ser muy diferentes.

Apreciamos por último, cada año, como nuestras ciudades se convierten en megalópolis, ciudades cada vez más grandes, con problemas cada vez de más difícil resolución, porque hemos decidido consciente o inconscientemente apostarle al desarrollo de las grandes urbes, en detrimento del desarrollo de todas las regiones de nuestro Estado y de nuestro País.

Estos cuatro factores, lo que hagamos o lo que dejemos de hacer, sentará las bases para una nueva época y México que tendrá repercusiones, por supuesto en nuestra comunidad, en nuestras familias, en nuestra persona.

Lo que hagamos o dejemos de hacer, nos dirá si la época que en mi muy particular percepción, está concluyendo para dar inicio a otra, si la nueva época es mejor o no, esto será lo que nosotros queramos que sea, esto será lo que nosotros decidamos que sea, esto será el resultado del compromiso de toda la gente.

Y que reconocemos que se está acabando el petróleo, y que ya hay 800 mil barriles diarios, diarios que dejamos de producir porque está disminuyendo nuestra capacidad, -se han agotado algunos de los pozos-, cómo vamos a sustituir este apalancamiento para el desarrollo económico y social de nuestro País, o solamente vamos a contemplar cómo fue esta bonanza prometida que nosotros creíamos eterna, se esfuma, se desvanece año con año.

¿Qué hemos de hacer para recuperar nuestra calidad del aíre? ¿Qué habremos de hacer para dejar de contaminar nuestros ríos, nuestros lagos, nuestros mares? ¿Qué habremos de hacer para que se reviertan los procesos de degradación de los suelos? ¿Qué hemos de hacer para que esta que es nuestra casa común, siga siendo la que nos provee de lo necesario para nuestro desarrollo?

Habremos de seguir pensando que el problema del narcotráfico se circunscribe a un problema policíaco entre el Gobierno y los delincuentes, o entenderemos que la verdadera solución pasa por una formación que prevenga las adicciones en la familia y en la escuela.

Habremos de seguir construyendo ciudades monstruosas o podemos aspirar a un desarrollo equilibrado.

Todos lo que hagamos nosotros tiene repercusiones, todo lo que decidamos, todo lo que opinemos tiene repercusiones.

Ante este escenario que querámoslo o no está ya presente, lo que hace diferencia es la actitud, cómo habremos de enfrentar estos retos, cómo habremos de generar alternativas, podremos o no comprometernos en la solución de estos grandes retos que nos implica ahora el vivir estos tiempos de tan rápido cambio.

Yo soy optimista porque trabajo para que los cambios se den, y me da a mí mucho gusto el día de hoy constatar nuevamente que Jalisco tiene modelos a seguir; que Jalisco tiene la combinación de experiencia, madurez, con juventud, visión, empuje; que Jalisco tiene en las personas que hoy reconocemos, auténticos liderazgos y lo son porque están comprometidos con su gente, y están comprometidos con su gente, y están comprometidos para transformar nuestra realidad.

Porque solamente decir que hay problemas es ya el inicio de la solución pero no es la solución en sí. Lo que Jalisco necesita, lo que Jalisco y México requieren es que volteemos a ver la trayectoria de la gente que hoy reconocemos. Los que están aquí, a ninguno se le entrega gratuitamente nada, todos lo han conquistado, con visión, planteándose una meta; con disciplina, porque todo esto implica un esfuerzo; con flexibilidad y tolerancia, porque se debe tener la capacidad de adaptarse sin dejar de perseguir las aspiraciones que nosotros tenemos.

Esto es un ejemplo, los que están aquí vienen a darnos no un discurso sino un ejemplo de vida; no a decirnos con la palabra sino a invitarnos a conocer su vida para poder proyectar las virtudes y valores que ellos tienen, que los hacen merecedores de que Jalisco les reconozca su valía, para adoptarlas alimentando nuestro optimismo de que los mejores tiempos están por venir, con todos los cambios que esto implica.

Yo soy optimista pero no soy ingenuo. El futuro se construye con las decisiones de hoy y con las acciones de hoy, y tendremos una mejor realidad en la medida en que nos dejemos contagiar por la actitud de estos jaliscienses que nos ponen con su vida el ejemplo de lo que tenemos que hacer todos nosotros.

Yo creo que aún sin petróleo, los mejores tiempos de México están en el futuro y no en el pasado, yo no aspiro a vivir en el pasado; yo no añoro el pasado sino sólo para reconocer lo que ha sido transcendente y es esencial para nosotros ahorita; los mejores tiempos de México son los que nosotros nos decidamos a construir, lo mejor de México está en su futuro, y lo habremos de construir cada día, y el día de hoy lo estamos construyendo al reconocer en los aquí presentes, un ejemplo de lo que podemos llegar a ser.

Un reconocimiento muy particular, una felicitación muy especial, y déjenme decirles felicidades señores galardonados, ustedes son lo mejor de Jalisco.

Enhorabuena.


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