domingo, 7 de febrero de 2010

Mensaje del Gobernador de Jalisco, durante el Traslado de los restos de Don Rafael Preciado Hernández a la Rotonda de los Jalisciense Ilustres.

Hay seres humanos fuera de serie que sobresalen por sus principios incorruptibles, por su honestidad, por su verticalidad y por su capacidad intelectual. Hay hombres y mujeres que parecería que no podían haber vivido de otra manera, porque en el transcurso de su vida, demuestran ser inmunes a las influencias negativas externas, a quienes nada desvía del camino recto.

Don Rafael Preciado Hernández era de ese tipo de hombre. Nacido en 1908 en el municipio de El Grullo, a partir de hoy, casi 102 años después, sus restos descansarán en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Este es el lugar que le corresponde por haber sido un destacado hombre de leyes, formado en nuestra Universidad de Guadalajara, un sabio maestro universitario, un brillante y valiente político que luchó siempre por la formación de una conciencia nacional ciudadana y por el avance de nuestro País, desde un régimen con una fuerte tendencia autoritaria, hacia la democracia electoral plena como el camino hacia el humanismo.

Don Rafael Preciado fue un apasionado de la verdad y la justicia y sintió que la mejor forma de dar cause a estas inquietudes era el camino que estaba haciendo Manuel Gómez Morín por medio de la fundación de un partido político que luchara por la libertad y la democracia, superando las tendencias hegemónicas del Partido gobernante en aquella época, construyendo una patria ordenada y generosa.

Dirigente incansable, imaginativo e innovador para el logro de su objetivo principal: la presencia de legisladores de Acción Nacional en el Congreso de la Unión, porque consideraba que esa era la manera pacífica y civilizada de influir para lograr los cambios que el País necesitaba.

Don Rafael fue siempre un pensador ilustre y en cada oportunidad expresaba sus ideas; en la inauguración de la Segunda Sesión General Ordinaria -14 de septiembre de 1944-, habló así de la trascendencia de la participación política.

“Acción Nacional inició su noble tarea haciendo un llamado a la inteligencia de todos los mexicanos, sabiendo que las voluntades buenas, las voluntades rectas siempre siguen el Partido de la razón.

Era necesario ante todo, llevar el convencimiento a las conciencias de los mexicanos, hacerles comprender que el deber político es un deber moral, es un deber de calidad, de amor al prójimo que nos impone la obligación de trabajar y preocuparnos seriamente, no sólo por el bien personal o de la propia familia, sino al mismo tiempo, con interés semejante por el bien de los demás, por el bien de todos, por el bien común”. Hasta aquí la cita de Don Rafael.

Impulsado por su ideal de servir a la Nación por medio de la acción legislativa, Rafael Preciado fue diputado de la XLVII Legislatura del Congreso de la Unión, en la que destacó por el uso de la tribuna en diversas ocasiones, en defensa de los principios e ideales de un México sin marginación, sin ignorancia, sin discriminación, de un México justo.

Su lúcido pensamiento, sus sabios consejos y sus interesantes reflexiones dan cuenta de su aportación a la Patria, cito: “El Estado, como sociedad política requiere de un Gobierno que sea expresión auténtica de la colectividad y del recto ejercicio de la autoridad, que no es el mero dominio de un hombre o de un grupo, sino que tiene por fin la realización del bien común y que implica la justicia, la seguridad y la defensa, respeto y protección de la persona y del bien colectivo”, fin de la cita.

Don Rafael Preciado Hernández cumplió cabalmente como hombre de su tiempo, un tiempo en que la Patria necesitaba mexicanos valientes, honrados, estudiosos, decididos y leales a sus convicciones, con un profundo amor a México, que lo llevó a entregarse al servicio de la Patria.

Don Rafael señalaba que la democracia se establecería en México y daría frutos si educamos al pueblo para que conozca sus derechos, si fomentamos la acción política y sobre todo, a través de una intensa labor en el Congreso, el lugar ideal para el intercambio de ideas y para el debate sobre los asuntos nacionales, el sitio donde se elaboran las leyes y se reforman las existentes, para adecuarlas a la realidad del momento y a las exigencias de los ciudadanos.

Hace unos días, tuve el honor de estar presente en la instalación de la LIX Legislatura del Congreso del Estado, una Legislatura derivada de unas elecciones limpias y libres, una Legislatura democrática y plural, como anhelaba Don Rafael Preciado.

Como ahí señalé, se trata –el momento actual-, de una nueva oportunidad de revalorizar el quehacer político, mediante el diálogo constructivo y la celebración de acuerdos tendientes a contar con un marco jurídico que nos permita resolver los problemas de Jalisco: mejorar la oferta y la calidad educativa; impulsar el desarrollo económico en todas las regiones del Estado; crear los empleos que hacen falta; mejorar la impartición de la justicia y las condiciones de seguridad en la Entidad.

La nueva Legislatura es también ocasión propicia para trabajar unidos y en sintonía, los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, para dejar atrás debates estériles y confrontaciones inútiles, para lograr los consensos que el pueblo nos exige, haciendo a un lado los intereses de Partido o de grupo.

Ahora bien, no existe ninguna contradicción entre gobernar para todos los ciudadanos con independencia de su filiación política y conservarse fiel a los ideales que guían nuestro pensamiento y nuestro actuar. Ideales postulados por Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna y fortalecidos por el trabajo de Rafael Preciado Hernández.

En lo personal asumo que al mismo tiempo que cumplo con mi responsabilidad de servir a todos los jaliscienses desde el Gobierno del Estado, soy también panista, orgullosamente panista.

Conozco mis limitaciones, por ello me asumo como indigno heredero y continuador de los ideales de los fundadores de nuestro Partido, como Don Rafael Preciado Hernández, como Don Efraín González Luna, cuyos restos también descansan en este lugar dedicado a los jaliscienses ilustres.

Entiendo que me corresponde en las condiciones actuales impulsar en la práctica política de nuestro Estado estos principios que nos legaron. Es preciso dejar plasmado en las leyes estas ideas, que son cimiento para hacer de Jalisco un Estado más justo, en donde se construye el bien común.

Todos los que compartimos estos ideales políticos y el día de hoy tenemos responsabilidad pública, llevamos sobre nuestros hombros la grave responsabilidad de llevar a la práctica los ideales de estos grandes hombres.

El PAN luchó por el establecimiento de una democracia electoral autentica en nuestro País, y lo logró; llegamos también al gobierno en distintos lugares, en distintas instancias; en Jalisco, además del Gobierno del Estado, contamos con la mayoría de los municipios, gobernados por alcaldes emanados de nuestro Partido; tenemos también una representación importante en el Congreso del Estado, es momento de demostrar en todas esas instancias que cumplimos con los ideales de Acción Nacional; que sabemos ser Gobierno; que somos los que trabajan para hacer realidad este sueño que compartimos entre todos, de tener una Patria ordenada y generosa, y una vida mejor y más digna para todos.

Uno de los compromisos primordiales que provienen de este legado tiene que ver con la transparencia en el ejercicio de nuestros cargos, en todas sus vertientes, en todas las empresas y en todos los niveles; estamos obligados a seguir adelante para establecer normas, programas, políticas, que hagan público lo que debe ser público, que otorguen al ciudadano la información con la que tiene derecho a contar para poder evaluar el desempeño de sus gobernantes y de sus representantes.

Transparencia y rendición de cuentas son parte esencial de un verdadero régimen democrático, si hubiesen existido momento en los que nos hayamos apartado de ese camino es hora de corregir el rumbo, éste es el tiempo de tomar decisiones que renueven nuestro compromiso con los ideales de Acción Nacional; ser panista es amar a Jalisco; ser panista es trabajar intensamente por Jalisco; ser panista es eficiencia en el logro de los resultados, para que los jalisciense vivamos mejor; ser panista es honradez a toda prueba, por ello la transparencia y la rendición de cuentas, principios eminentemente panistas deben plasmarse en nuestra Legislación para que trasciendan el momento efímero en la responsabilidad pública que hoy nos corresponde.

Es momento de seguir adelante, con fuerza inquebrantable como la que demostraron en tiempos difíciles los fundadores de nuestro Partido; es momento de honrar con nuestro trabajo cotidiano a aquellos que con fuerza inquebrantable, como esa que demostraron personalidades como Don Rafael Preciado Hernández, es momento de ver hacia el futuro y renovar nuestro compromiso con un Jalisco que progresa, un Jalisco fuerte, justo y democrático.

De esta manera seguiremos adelante en la lucha por hacer realidad los ideales del ilustro jalisciense Rafael Preciado Hernández.

Muchas gracias.

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