En nuestro México hay dos modelos, dos modelos sociales, dos modelos políticos, que coexisten y que busca cada uno crecer y desarrollarse por encima del otro. Son dos modelos reales, no son teóricos, esto pasa en nuestra sociedad, esto se transforma más o menos rápido en algunas regiones de nuestro País, pero finalmente existen dos modelos.
El primero de ellos surge de una concepción del poder con base en el control unipersonal, con un enfoque patrimonial para el beneficio de un sector. Y esto es real y ocurre en muchas partes de nuestro País. Un régimen político basado en las decisiones de una persona, en donde se anula la división de poderes, en donde se anula la autonomía municipal y en donde se impone desde la visión de una sola persona las decisiones.
Para que un régimen totalitario o personalista, dictatorial como éste, pueda sostenerse, pues genera esquemas de corrupción, en donde el compartir beneficios del poder y desde el poder, crea una camarilla de lealtades, un equipo, un grupo de beneficiarios. Este modelo se sostiene sólo con la corrupción y la corrupción lo que provoca, lo que ha provocado en nuestro País son crisis, crisis económicas en donde la población pierde capacidad de compra y lo hemos visto en el pasado en nuestro País, posiblemente los más jóvenes no se acuerden pero llegamos a tener inflación de tres dígitos, esto es más del 100 por ciento de inflación, en donde al duplicarse el precio de los productos, la gente podía sólo comprar la mitad.
Crisis de seguridad, porque de la corrupción se genera también la impunidad, la venta de servicios desde esferas judiciales, desde esferas policíacas. Crisis que provoca también la degradación ambiental, crisis que se conforman entonces con la corrupción y desde la corrupción.
Para que estos gobiernos se puedan sostener, incluso, en algunos casos pereciera que perpetuar, tienen que recurrir a dos mecanismos, a la dádiva y a la imagen, y crean entonces clientes cautivos, a los que periódicamente hay que estarles renovando la lealtad, por supuesto, previo a los procesos electorales, para poder mantener una lealtad y una imagen también construida con dinero, que no siempre se corresponde con la realidad y que lo que busca es hacer creer que estamos bien.
Este modelo ocurre en, existe en nuestro País, existe en algunas regiones, existe en municipios y tiene como consecuencia una cultura también, una cultura que ha acuñado frases del sistema político mexicano de otros tiempos: “El que no tranza no avanza”, “A mí no me den, pónganme donde hay”, y que forma parte, al convertirse en cultura, de este mismo modelo al que retroalimenta a través de un régimen dictatorial, corrupción, crisis, dádivas, imagen, cultura y volver a empezar.
Este régimen, este modelo, es un modelo patrimonialista, en donde la gente busca la participación para su beneficio personal o grupal. Este es el modelo del México antiguo, este es el modelo de las crisis y las matanzas, este es el modelo de la degradación ambiental, este es el modelo de la pobreza.
Existe una alternativa; no estamos condenamos a seguir este modelo, no es cierto que el mexicano por naturaleza es corrupto, no es cierto que el mexicano por naturaleza es flojo y todo lo espere de papá Gobierno, eso no es cierto, eso nos han hecho creer, pero los que estamos aquí sabemos que podemos crear un modelo que propicie una cultura diferente.
¿Cómo sería un modelo diferente? Pues primero, para combatir la corrupción, tiene que tener un soporte en la transparencia y en la rendición de cuentas, y este ejercicio que aquí estamos, en el que estamos participando, tiene que ver con transparencia y desgraciadamente es el único ejemplo a nivel nacional, no hay otro Estado que haga esto, no hay otro Estado que tenga en Internet la información que tiene el Gobierno de Jalisco, no hay otro Estado que tenga procesos de adquisiciones de manera electrónica transparente como lo tiene el Gobierno de Jalisco.
Estamos abriendo brecha y por eso es difícil y por eso cuesta trabajo, pero también sabemos que esta es la base de un nuevo modelo. Habiendo transparencia y rendición de cuentas, empezará a recuperarse la confianza en el Gobierno. Tiene razón el estudio que nos presentan, por qué, por qué tiene que creer el pueblo en el Gobierno si lo que hemos visto cada seis años o lo que habíamos visto cada seis años son camadas de millonarios con pueblo empobrecido.
Aquellas décadas de los ochentas, de los noventas en México, en donde cada día nos empobrecíamos más todos. Qué esperanzas de poder comprar carro, no había, créditos; qué esperanza de poder comprar casa, no había estabilidad económica: que esperanzas de poder ahorrar, vivíamos sólo para pagar el mínimo de la tarjeta de crédito, y si ya se les olvidó, vale la pena recordarlo, porque los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo y si ya no queremos esas crisis tenemos que decirle a nuestro hijos lo que ocurría en los ochentas, lo que ocurría en los setentas, en los noventas.
Un nuevo modelo, transparencia y rendición de cuentas, que con confianza, propicie la participación de la gente. En el modelo patrimonialista la gente no participa en política, porque sabe que va a ser instrumentalizado por el poder, porque sabe que sólo se quiere su voto, porque sabe que sólo se le quiere como carne de cañón.
El ejercicio este tiene que ver con la construcción de un nuevo modelo participativo, en donde cada vez más la sociedad toma en sus manos el control de su vida y le dice al Gobierno “sí, sólo que tú eres un instrumento de la sociedad”.
Este Gobierno, el que encabezo, sabe que somos un instrumento de ustedes; esa es una de las diferencias con el régimen patrimonialista en donde el “supremo Gobierno” nunca se equivoca. No, aquí el Gobierno es un instrumento de la sociedad, que requiere la participación. De esa manera se crea una democracia sustentable en donde verdaderamente el pueblo es el que manda y no sólo a través de su voto, porque hemos visto que a veces nos dejamos llevar por la imagen y le damos el voto a quien no genera resultados.
Una democracia sustentable basada en la participación que surge de la transparencia y de la rendición de cuentas, esto estamos haciendo el día de hoy. Y esto propicia resultados para la gente, porque se puede medir, porque se está revisando, y al haber un análisis, una revisión como lo vamos a ver ahora en el taller, vemos que hay cosa buenas que hay que fortalecer y vemos que hay resultados que no son buenos en donde se tiene que revisar la estrategia, en donde se tiene que revisar el desempeño de la gente y se toman decisiones, y entonces queremos un modelo que propicia resultados que le ayudan a la gente.
Este modelo no es un modelo eficientista, es un modelo humanista, porque todo esto lo hacemos no para tener un indicador en verde en la página de informes, sino para tener gente que viva mejor. Este modelo también propicia una cultura, este modelo es un modelo de libertad y de respeto, de inclusión y por lo tanto propicia la denuncia y la crítica, no la reprime; el modelo totalitario reprime la crítica, compra medios de comunicación para que no salga lo que está mal; este modelo la alienta, porque si no somos concientes de dónde estamos mal nunca podremos mejorarlo.
El otro modelo, el antiguo, puede generar sensación de bienestar en gente que vive en pobreza, este modelo prefiere provocar tensión, estrés, inconformidad, para mejorar. Quien vive conforme así se queda, quien vive inconforme tiene posibilidad de mejorar.
Y de la crítica y la denuncia, sigue la propuesta, porque si sólo es crítica y sólo es denuncia no transformamos. La propuesta implica un compromiso inicial, un trabajo intelectual, implica considerar a los demás; de la propuesta tiene que surgir el debate, porque este modelo busca un cambio cultural en donde no es el Gobierno el que toma todas las decisiones, sino que el Gobierno trabaja basándose en lo que el pueblo está pidiendo.
Crítica, denuncia, propuesta, debate, y al final compromiso. Porque no termina la responsabilidad social sólo con la emisión de voto, hay que estar participando en las cosas públicas.
El modelo antiguo propicia individualismo, “el que no tranza no avanza” busca que a alguien le vaya bien aunque a todos los demás nos vaya mal.
El “a mi no me den” propicia el que la gente aproveche circunstancias para ir, aún en contra de
Lo que hoy estamos haciendo busca esto. No es un acto más, es una piedra más, es un ladrillo más en la construcción de una mejor sociedad.
Esto lo venimos impulsando desde el primer año de mi Gobierno, esto está en una iniciativa de Ley que el Congreso del Estado tiene tres años estudiando, y que creo que cuando termine de estudiar, se va a significar por un avance importante en nuestra comunidad.
Si queremos resultados diferentes hagamos cosas diferentes. Hay modelos que propician pobreza, construyamos una sociedad que desde la solidaridad nos ayude a todos a vivir mejor.
Quiero agradecerles el trabajo de esta mañana. Tiene que ver con la participación, tiene que ver con la democracia sustentable, tiene que ver con la construcción de una mejor sociedad.
Les invito a que sigamos con este esfuerzo y a que cada vez hagamos más concientes a la sociedad de lo que estamos construyendo en Jalisco para no regresar a los regimenes dictatoriales y totalitarios que con corrupción generan pobreza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario