viernes, 5 de noviembre de 2010

Discurso pronunciado por el Gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, durante la colocación de la primera piedra del Hospital “La Esperanza”.


Muchas gracias, muy buenas tardes.

Saludo con respeto y afecto a los integrantes del presídium y a todos los asistentes.

Es difícil imaginarse uno como papá que uno de los hijos pudiese enfermar y enfermar de una enfermedad tan fuerte como lo es el cáncer, es difícil saber como uno pudiese reaccionar ante una enfermedad de esta naturaleza.

Jalisco se ha distinguido en los últimos años por contar con personas generosas que de una manera solidaria vienen a apoyar en la solución de estos problemas y veíamos en el video cómo esto no es una preocupación que surja en esta ocasión, sino que esta fundación tiene ya mucho tiempo trabajando apoyando a los Hospitales Civiles de Guadalajara y apoyando a las personas en general y apoyando muy en especial a los niños enfermos de cáncer, lo que ahora estamos viviendo es un modelo diferente, es un modelo mejor, que se adapta a la realidad y a las circunstancias de nuestros tiempos; en una sociedad moderna que se sabe corresponsable de lo que ocurre, hay organizaciones de la sociedad y hay personas que deciden hacer, que deciden sumar, que deciden apoyar; y se trata ahora de la creación de un modelo diferente en donde surge de la sociedad y no del Gobierno, y en donde se busca no el lucro, sino la ayuda a los niños con cáncer y a sus familias.

No es una institución del Gobierno, es organización de la sociedad que no se conforma con levantar la voz para señalar carencias, sino que se compromete con el trabajo cotidiano para resolverlas.

Lo que ahora vemos es el inicio de algo moderno con tecnología, con el empuje de la sociedad que busca ayudar a esos niños enfermos de cáncer y a sus familias, y nos decían con tecnología, porque ahora la tecnología nos permite que los tratamientos no sean tan agresivos para los niños, que se pueda focalizar el tratamiento, que no se dañe el órgano del niño que está sano, sino que se dirija el tratamiento a ese órgano que está enfermo, y si el órgano sano del niño no resulta afectado por el tratamiento mucho menos resultan afectados por el tratamiento los que lo aplican ni los que están en los alrededores.

Ésta tecnología viene a resolver cualquier duda sobre la efectividad de lo que aquí se va a llevar a cabo, nadie está en riesgo, lo único que esta de por medio es la salud y el mejoramiento de la misma, en los niños.

Es un esquema novedoso, solidario, en donde es cierto el Gobierno aporta un terreno que es del pueblo, lo regresa al pueblo porque los servicios de calidad mundial que se van a prestar en este hospital para nuestros niños enfermos de cáncer van a estar a la altura de los mejores hospitales del mundo, pero se va a trabajar para que exista tan sólo una cuota de recuperación libre para quien pueda pagar lo que pueda.

Y para los niños de familias de escasos recursos no se les escatimará el tratamiento por el contrario, se les apoyará con más entusiasmo. Es un esquema en verdad novedoso a la luz del siglo XX y XXI, y tal vez mucho más frecuente en aquel siglo XIX, en donde se construye la Casa de la Misericordia, hoy Instituto Cabañas, antes Hospicio Cabañas.

Es nuevo para nosotros pero no es nuevo en Guadalajara, no es nuevo en Jalisco y tenemos ante nosotros personas que son herederos de esos grandes hombres que han transformado nuestro Estado, de Fray Antonio Alcalde, construyendo el Hospital Civil y las casitas para el mantenimiento del Hospital Civil.

Y el Obispo Cabañas, construyendo la Casa de la Misericordia para atender a personas enfermas, desamparadas, marginadas, a mujeres golpeadas; estamos retomando esa experiencia de grandes hombres y mujeres que le han dado su sello a nuestro Estado y que permanecen no sólo en edificios, bellos por cierto, que permanecen sobretodo en esa obra de Fray Antonio Alcalde, del Obispo Cabañas y de tantos otros que han decidido resolver problemas y no ser solamente parte de los problemas.

¿Qué mueve a Berthita? ¿Qué mueve a Carlos? ¿Qué mueve a los benefactores? Se los he preguntado, porque en eso no hay Presupuesto Público que pelear; aquí no hay dinero del cual nadie se pueda aprovechar; aquí no hay poder para sentirse diferente; aquí sólo hay trabajo, sólo hay entrega, sólo hay aportación; aquí nadie se lleva nada, todo mundo viene a poner ¿Qué mueve a quienes están haciendo posible esta obra? Se lo pregunté a Berthita ¿Qué te mueve para que esto se haga?, y me dice: “Las caritas de los niños enfermos de cáncer, y las familias y su dolor”.

Es un gran ejemplo en verdad lo que hoy estamos viendo, no es poner una piedra, no es construir algo con recurso del pueblo, no es pelear presupuesto para hacer algo, es entregarse para transformar nuestra realidad.

Este es el ejemplo que yo me llevo para mí y que en la medida en que los gobernantes de México nos dejáramos contagiar de esto que mueve a Berthita, a Carlos y a ti, sin duda México sería mejor ¿Cómo se llama esto, solidaridad, amor? Tú defínelo, lo cierto es que aquí estamos viviendo algo diferente, que si somos capaces de llevarlo a las otras esferas de nuestra convivencia, México será mejor.

Por lo pronto por tu ejemplo ¡Muchas gracias!

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