martes, 9 de noviembre de 2010

Discurso pronunciado por el Gobernador Emilio González Márquez, durante las Jornadas de la Sociedad Civil del Cuarto Foro Mundial de Migración


Quisiera presentarles a manera de introducción, a dos de los migrantes que habiendo nacidos en el Estado de Jalisco, en este Estado, en el que ahora nos encontramos, por circunstancias económicas han tenido que dejar su tierra en busca de mejores oportunidades.

El primero de ellos nació en Cuautla, un pequeño municipio de aquí del Estado de Jalisco, de Cuautla emigró a Seattle, Washington, en donde empezó a ganarse la vida trabajando como muchos casos, de lavaplatos. Él ahora es propietario de una cadena de restaurantes, de lavaplatos a empresario, no satisfecho por éxito económico, ha decidido aportar con su vida, con su ejemplo, con su tiempo, a los mexicanos que en su pueblo y en su estado, siguen necesitando de su empuje.

No satisfecho con el éxito económico regresa del Estado de Washington, de Seattle y se dedica a trabajar por su pueblo, llegando a ser muy pronto Presidente Municipal de Cuautla, después Diputado federal y ahora Diputado local del Congreso de Jalisco.

Quisiera presentarles al Diputado Nicolás Morales, jalisciense, migrante y una persona de la que todos en Jalisco estamos orgullosos, con nosotros Nico Morales, lo que los conocemos y lo queremos, muchas gracias Nico por este ejemplo de vida.

Permítanme presentarles otro caso que es también ejemplar y que nos muestra la naturaleza del Jalisciense, del mexicano y en general de todos los migrantes. Él nació en Juanacatlán, un municipio pequeño, cercano de Guadalajara, ahora ya parte de la Zona Conurbada de Guadalajara.

Él llegó a Chicago a trabajar también como lo hacen todos nuestros migrantes, partiéndose el alma para ayudar a sus familias y su capacidad de trabajo, su inteligencia, su generosidad lo ha hecho un hombre exitoso en Chicago y al igual que Nico, no contento con el éxito personal o familiar, ha decidido seguir apoyando a su familia en Estados Unidos, pero sobre todo en México.

De trabajador en Juanacatlán, de trabajador en Chicago, se ha convertido ahora en un empresario que lo mismo invierte en Estados Unidos que en México, y que genera y mucho empleo aquí en nuestro País.

No conforme con esto, ha decidido entregar parte de su tiempo y de su vida a la organización de los grupos de migrantes en los Estados Unidos y siguiendo una tradición de clubes y federaciones jaliscienses, es ahora el presidente de la Federación de Jaliscienses en el Medio Oeste de los Estados Unidos y Presidente de la Confederación de Jaliscienses en los Estados Unidos.

Permítanme presentarles de Juanacatlán a Chicago y de Chicago a Juanacatlán, a mi amigo Sergio Suárez. Sergio felicidades por el trabajo tuyo y de toda su familia.

Muchos casos podríamos hablar de migrantes jaliscienses, algunos mucho con éxito, otros que se encuentran todavía en la batalla cotidiana; yo quisiera resaltar de estos casos algunas de las características que ocurren en estos procesos, para ver como nos incorporamos de mejor manera.

Primera: Los migrantes no pierden el sentido de pertenencia, el que es de Juanacatlán, aunque esté alguna tercera o cuarta generación, sigue siendo de Juanacatlán. Me tocó conocer a una, a una señorita que decía con orgullo que era de Jalostotitlán, Jalisco, un municipio alteño y hablaba el Inglés muy bien y por supuesto el Español lo hablaba también muy bien y le decía “oye, y cómo de Jalos, de Jalostotitlán, y hablas ya también el Inglés” dice “bueno es que yo nací en Chicago, pero soy de Jalostotitlán”.

Era ya una tercera generación de migrantes, era ciudadana norteamericana, pero el sentido de pertenencia seguía siendo ese en donde sus antepasados dejaron muy honda la raíz, el migrante no pierde el sentido de pertenencia, no olvida, no pierde el cariño a la Patria.

Me llamó la atención también en esto, que una actividad importante que se pedía o se pide de los consulados de México en Estados Unidos y el apoyo de los clubes de migrantes, es la repatriación de los cuerpos de personas que fallecieron en Estados Unidos, es más complicado llevarlo a México y dice “no, es que mi papá o mi abuelo dijo de una manera muy clara que cuando falleciera, quería ser enterrado en su pueblo” porque aunque no pudo regresar por condiciones legales o económicas, nunca dejó de estar, nunca dejó de extrañar, de añorar, de pensar todos los días y de trabajar por aquellos que se quedaron en el pueblo.

Sin duda, esto ha generado una solidaridad entre los migrantes, que va mucho más allá de lo que uno pudiera pensar a la distancia, una solidaridad que se manifiesta a través de distintas actividades por ejemplo; al que va llegando, lo recibe quien ya tiene antecedes, quién conoce que puede darle empleo en lo que se pueda mientras se acomoda. Esto es un caso de solidaridad que enorgullece a los que somos paisanos, a los que somos jaliscienses.

Solidaridad que se manifiesta también en la organización de clubes de migrantes, de federaciones y de confederaciones, en donde se busca apoyar de distintas maneras a los que están llegando para poder incorporarse a actividades económicas, o a los que tienen tiempo en la búsqueda de este mantenimiento de la cultura que es propio.

Esta solidaridad se muestra también ayudando a los que llegan, políticamente y legalmente y los hemos visto en manifestaciones, en marchas, y los hemos visto gestionando en la defensa de los derechos humanos; trabajando de una manera muy activa en esa sociedad que hay que decirlo cuesta trabajo entrar y que quién ya llego busca apoyar y defender a los demás. No tengo ninguna duda, los migrantes de México son una muestra de lo mejor que tenemos en nuestro pueblo, y estoy seguro que esto ocurre con los migrantes de todo el mundo porque lo que se quiere es buscar la superación de la familia aunque esté lejana, a través del trabajo, a través del dolor, a través del sufrimiento.

En una de las visitas, ahora ya escasas y lamento eso, a las semanas Jalisco, en Estados Unidos, decía una muchachita que ya nació en Estados Unidos, una señorita, decía “nos llaman mojados y tienen razón, pero no es por haber cruzado a nado el Río, estamos mojados de las lágrimas de los que se van y de los que se quedan”, ese es el impulso de los migrantes ese es el coraje ese es el amor con el que se trabaja; y los resultados ahí están, de lavaplatos a propietarios; de trabajadores de la construcción a constructores; de analfabetas a profesores laureados reconocidos; de perseguidos a concejales, a alcaldes, a diputados y a senadores en primera generación; de perseguidos a gobernadores en segunda y tercera generación.

¿Qué hacemos lo que estamos acá para apoyar sin absorber? ¿Qué hacemos los que tenemos una responsabilidad pública, para apoyar toda esta solidaridad en sus productos sin entorpecer el trabajo que se esta haciendo? ¿Cómo aprovechar este puente que hay entre las dos culturas? ¿Cómo aprovechar este puente entre las dos economías? ¿Cómo incidir en la humanización de las dos sociedades? Por que no cabe duda que el migrante influye pero también es influenciado.

La respuesta de Jalisco, es el apoyo a través de instituciones, ahí en donde los migrantes están organizados, y una primera propuesta es la construcción de la Casa Jalisco en Chicago, un proyecto no sencillo, lo sencillo entre comillas, fue adquirir un inmueble para que los jaliscienses tengan una sede propia, lo que no es sencillo y no nos queda claro todavía y aquí están Sergio y Martín y por ahí está Alonso, es la discusión de cómo debemos organizarnos, para aprovechar todo esto que he dicho sin anular, y sin que este bien del pueblo de Jalisco, para los jaliscienses que viven en el medio oeste y después para los que están en California y en el estado de Washington, y en Nevada, se conviertan en una palanca de crecimiento y no en algo que distraiga de lo que se está haciendo de manera esencial.

Nos queda claro que esta generosidad y este ejemplo de nuestros migrantes tiene que ser acompañado por toda la sociedad en Jalisco, y nos encontramos en este momento de discusión y ya un poquito al cuarto para las doce porque en el mes de enero se inaugura esta Casa Jalisco en Chicago, desde donde estaremos apoyando a los migrantes, pero también buscando beneficiar a las comunidades en Jalisco de donde salieron los migrantes, a través de la inversión y la generación de empleos.

Esta gran experiencia de jaliscienses en Estados Unidos no nos ciega, no nos quita de vista la otra parte de este fenómeno migratorio, y es que lugares como Puerto Vallarta, son receptores de mexicanos de más de cuarenta etnias que vienen a buscar el sustento aquí en este lugar de éxito económico, porque en sus tierras no lo encontraron, y así como queremos que traten a nuestros connacionales en Estados Unidos; así como levantamos la voz exigiendo el respeto a los derechos humanos; así como nos duele el sufrimiento por la separación de nuestros compatriotas que tienen que ir a Estados Unidos, porque no he conocido quien se vaya por gusto, no he conocido quien deje a su familia llorando por gusto, se van por necesidad; de esta misma manera somos sensibles y acercamos, trabajamos, tratamos de compartir el esfuerzo de los otros migrantes, los que vienen de comunidades menos favorecidas a ganarse el sustento en su mismo País pero que también son migrantes.

Quiero agradecer al Gobierno de la República, al Presidente Calderón por todo el apoyo en estos temas y agradecer también porque han escogido a Puerto Vallarta como la sede de este importante evento, estamos atentos a lo que ustedes aporten, a lo que ustedes discutan, a lo que argumenten porque sabemos que tenemos todavía mucho por hacer para que nuestros connacionales, para que los mexicanos, para que las personas de todo el mundo podamos vivir en un mundo más justo, en un mundo más equitativo, queremos aprender de ustedes, y tengan la certeza de que estaremos atentos para que con este aprendizaje podamos mejorar lo que hacemos en beneficio de todas las personas, muchas gracias por su atención.

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