miércoles, 15 de septiembre de 2010

Discurso pronunciado por el Gobernador EGM durante la Cena con estudiantes destacados de la Prueba “ENLACE” y Olimpiada del Conocimiento 2010

Como ustedes han podido escuchar, estamos reunidos con los liderazgos importantes de nuestro Estado, están presentes los poderes del Estado: Poder Legislativo con el presidente, el diputado José Antonio; el Poder Judicial con Celso; hay otros diputados, el diputado Marrufo; están también líderes sociales; nos habló el profesor Madera que es el secretario general de la Sección 47 del Sindicato de Trabajadores de la Educación; están con nosotros líderes empresariales también que nos han hecho llegar su mensaje.

Yo quisiera presentar al general Fausto Lozano, él es el Comandante de la XV Zona Militar. Hace dos días, ustedes recordarán, el día 13 de septiembre tuvimos una ceremonia muy bonita, la ceremonia de los Niños Héroes, y con lo que hoy empezamos a festejar se vincula también con el nacimiento de esa institución a la que queremos y respetamos mucho en México que es el Ejército Mexicano.

Ese Ejército Mexicano que empezó, pues se puede decir desde esa época, aunque ciertamente el ejército moderno se le atribuye a Don Venustiano Carranza, ya después de la Revolución, pero sí hay un momento importante en la historia de nuestro pueblo, en donde hubo gente que decidió luchar, arriesgando su vida para que nosotros podamos tener libertad, porque con libertad todo podemos lograr.

Así es que es para mí un honor y un gusto el darle la bienvenida a todos los representantes de las Fuerzas Armadas.

Muchas gracias a Mauro y a todos los que han hecho uso de la voz, a mí me invitaron a cenar, no sé a ustedes; muchos discursos, ¿verdad que sí?

Bueno, saludo a todas las mamás, primero, del Freire, de los que ganaron, a los que les fue muy bien en ENLACE, en la Olimpiada Nacional, los papás, los maestros. Hasta acá se siente así como el orgullo de las mamás, ¿a poco no?, y tuvimos que abrir las dos puertas porque no cabían las mamás al entrar aquí al salón, y los papás también, del orgullo.

Una felicitación de veras. Los hijos son en mucho lo que los papás logran inculcar, y qué decir de los maestros ¿no?, nuestros segundos padres, aquellos con los que pasamos mucho tiempo, de los que aprendemos no tanto o no sólo conocimientos, sino actitudes ante la vida, porque junto con los papás, los maestros se convierten en nuestros modelos.

Así es que, muy honrado la verdad de estar aquí reunido de tanta gente talentosa, tanta gente exitosa, tanta gente comprometida, porque para nadie fue fácil el poder obtener los resultados que obtuvieron. Y eso pasa en la vida, normalmente no nos regalan nada, los éxitos, las calificaciones, los dieces hay que pelearlos, hay que buscarlos, hay que esforzarnos para ello.

Desde el año pasado hemos querido cambiar el formato de estas reuniones, hemos querido que sea un evento importante para niños, papás, maestros, para que sean, junto con las autoridades y los líderes de nuestro Estado –bienvenido Felipe-, que sean ellos, que sean ustedes los protagonistas de la ceremonia que define la mexicanidad. Una ceremonia muy breve de un minuto, lo que es el Grito dura un minuto, dos si acaso; muy breve, pero muy intensa, en donde hemos querido que sean ustedes, una parte representativa del pueblo de Jalisco, los que estén en los balcones.

Sí tenemos invitados a los representantes de los partidos en el Congreso, o sea, sí están los partidos, estamos cumpliendo con eso; pero más que los partidos, lo que queremos es que en los balcones esté el pueblo, y que el pueblo se logre identificar más con esto que está ocurriendo.

Evidentemente la de hoy es una fecha especial, es el Bicentenario. Por supuesto que hay el esfuerzo de todos ustedes y yo me congratulo que me haya tocado en suerte vivir este Bicentenario con ustedes. No lo duden, va a ser muy emocionante, va a quedar en nuestra memoria, esperando que todo salga como ha sido preparado.

Quiero, pues, agradecer a todos los que están aquí, también a los liderazgos de nuestro Estado, y seguramente algún niño, joven pudo pensar que eran muchos los señores que hablaban, pero me parecía importante que ustedes escucharan, y también los papás y los maestros, el orgullo que sentimos, los que tenemos alguna responsabilidad pública o social, de poder estar con ustedes.

Cuando me tomaba la foto hace rato y cuando los saludaba, con mucho orgullo me decían de dónde venían, y con mucho orgullo me decían “no, yo soy el papá, o soy el maestro, la mamá, la maestra”, bueno, es padre ser parte de esto. Y como que esto es precisamente lo que nos alienta.

Miren, en estas oportunidades tenemos que encontrar todas aquellas cosas en las que somos iguales, que queremos lo mismo, y dejar de lado muchas cosas que a veces nos hacen pelar y perder el tiempo. Y si lo que nos hace iguales, entre otras cosas, es el deseo de que Jalisco sea mejor para que estos niños vivan mejor que nosotros, pues ahí nadie va a discutir, en eso no nos vamos a pelear, en eso vamos a estar todos de acuerdo.

Y en las fechas importantes hay que recordar a la gente que honramos, pero no sólo para ver quién sabe más de historia, sino para ver qué hicieron de bueno y para tratar nosotros de ser como ellos.

Decíamos ayer en un evento, sin mitificarlo, sin ver solamente la parte positiva, porque luego eso nos pasa mucho en México, a los que piensan como yo les encontramos sólo las virtudes, y a los que no, les encontramos sólo los defectos. Ésta es una buena oportunidad de encontrarlos como somos, –ya casi termino-.

Ayer, ayer inauguramos una exposición de “Hidalgo en Guadalajara”, se llama, –vayan a verla al Cabañas, vale la pena-, y entre las cosas que decíamos, no, Hidalgo no fueron puras virtudes, también se equivocó, también hizo cosas indebidas; pero esas cosas, esos errores que cometió, el que los conozcamos, no nos hace olvidar o no ver las grandes cosas positivas que hizo por la que se convierte en nuestro modelo.

Así es que, ésa es la invitación a que podamos encontrarnos como mexicanos, como integrantes de una sola familia.

La palabra “Patria” es del mismo, tiene, tiene el mismo vocablo de padre, de papá, es la misma raíz; Patria, padre, papá, incluso, patrón, viene de la misma raíz. Entonces, si es nuestra Patria, no es nomás porque están nuestros padres, sino porque formamos parte de una familia: La familia mexicana.

Esta celebración, nos ayude a que dejemos de lado nuestras diferencias y que sepamos construir una civilización, una cultura que le diga no a la violencia, sí a la armonía; no al egoísmo, sí a la solidaridad y, finalmente, no al odio, y sí al amor.

Felicidades por lo que están haciendo, enhorabuena y que disfruten el Grito, va a estar padrísimo, nos vamos a estar viendo todavía un rato, pero como nos invitaron a cenar, que venga la cena.

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